La piel de los niños, es baja en grasa y rica en humedad. Sensible a las influencias medioambientales.
La piel de los adolescentes, produce mucha producción sebácea excesiva. Con frecuencia impura y grasienta.
La piel de los adultos, es rosada, lisa y con brillo satinada, más tarde se vuelve reseca y con arrugas.
La piel de las personas adultas, reseca, baja en grasa, poco elástica y con arrugas. Más fina que la piel de los jóvenes.
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